Entrevistas

Economista jefe de Itaú: situación económica mundial, el proteccionismo en Brasil y los destaques de Uruguay

El Pais

El economista jefe de Itaú Unibanco -uno de los bancos más grandes de Latinoamerica-, Mario Mesquita estuvo en Uruguay donde participó de un almuerzo de la institución para clientes. Allí plasmó su visión de la economía global que tiene un “aterrizaje suave” y está reduciendo la inflación. También se refirió al contexto regional y de Uruguay, al que destacó por su capacidad para atraer inversión extranjera y su estabilidad, entre otros. Luego, mantuvo una entrevista con El País, de la que se publica un resumen.

En el almuerzo que mantuvo con clientes del Itaú, dijo que los bancos centrales no suelen ser exitosos en esto de tratar que la economía tenga un aterrizaje suave cuando se quiere contener la inflación, pero esta vez parece que sí. ¿Qué es lo que cambió respecto a lo que era habitual en otros momentos?

Quizás la naturaleza del proceso. Es un proceso que fue muy influenciado por ese cuello de botellas en la producción de bienes (durante la pandemia) y eso fue un efecto global. La caída de precios de commodities, después del principio de la guerra de Ucrania, también ha favorecido la desaceleración y en uno y otro país es posible que reformas que se hicieron tras algunos años ayuden. En el caso de Brasil, por ejemplo, la reforma laboral parece que tuvo un impacto importante para desconectar el empleo de la inflación o para reducir la sensibilidad de la inflación al mercado laboral.

Mencionó también la situación de China, que es muy relevante para los países del Mercosur, ¿cómo está viendo esta nueva normalidad de crecimiento a tasas del 5%?

Es importante mencionar que China no va a ofrecer el impulso de demanda que ofreció hace 10 o 15 años. Lo más importante para los países de la región, es diversificar sus socios comerciales en ese contexto. Creo que el acuerdo con la Unión Europea es tremendamente importante.

Parecía que con la llegada de Lula al gobierno de Brasil, por lo menos del lado europeo les daba otra garantía en cuanto al tema de protección ambiental y eso parecía acercar la posibilidad de un acuerdo. Había mucha expectativa puesta en la en la cumbre Unión Europea-Celac de julio, sin embargo, como que se enfrió ese momento.

Sí es verdad que ese tema ambiental en el gobierno de Brasil ahora es mucho más cercano de la opinión de Europa que en el gobierno anterior. Pero, también hay gente en el gobierno que parece que mira el acuerdo con Unión Europea mucho más como un riesgo que como una oportunidad. Entonces, mi preocupación es que cierta gente en Brasil va a seguir la tradición proteccionista en Brasil y termine creando dificultades. No voy a hablar de instituciones en específico, pero claramente hay en Brasil una tradición proteccionista fuerte y es posible, sí que tengamos dificultades, una cierta frustración con ese proceso. Porque como hablé (en el almuerzo) me parece raro que la gente mire a un acuerdo como este, como como riesgo, pero hay sectores en Brasil que claramente lo miran así.

Si el acuerdo no se concreta en estos meses, ¿cree que se puede perder definitivamente?

No me parece que en el caso de Brasil, por lo que lo que aparece en la prensa de los discursos de las autoridades, sea una prioridad muy elevada. Es posible que cambie, porque la cosa cambia rápido en Brasil, pero hoy por hoy veo el gobierno más preocupado con el tema fiscal doméstico que con el tema del comercio internacional.

¿Y otras oportunidades? Porque Uruguay por ejemplo ha intentado hacer un acuerdo con China, después China dijo individualmente mejor no, sino con el Mercosur. Pero ahí también surgen de vuelta estos temores proteccionistas sobre todo en Argentina.

En sí la relación con China es una relación muy compleja. Brasil y China son socios en ese banco (N. de R.: se refiere al BRICS), tiene una relación geopolítica importante. Brasil siempre intenta estar entre los dos polos. Y creo que eso no va a cambiar, entonces es una relación compleja. Es posible que tengamos un avance en esa dirección, pero vuelvo a ese tema: hay una opinión proteccionista en Brasil que es fuerte y que siempre te dicen que son favorables al acuerdo de libre comercio, pero solamente los acuerdos que no les afecta.

Teniendo en cuenta que los precios de los commodities han bajado, que la economía mundial se está desacelerando, ¿de dónde puede venir el empuje internacional para la región?

Los commodities tienen una performance no tan fuerte por la desaceleración de la economía mundial, no es un hard landing (aterrizaje fuerte), pero es un landing (aterrizaje). Ese motor está claramente disminuido.

Entonces, ¿de dónde va a venir el nuevo impulso a nivel regional el año próximo?

De la política monetaria que cambia de dirección y en el caso en el caso específico de agro de algunas regiones de Sudamérica. Hay países de Sudamérica donde el clima fue el enemigo este año, y el próximo puede ser una ayuda. Además, los efectos que se van a acumular con rezago de las rebajas de tasas de interés.

¿Y en el más largo plazo?

Hay que mirar la productividad. Uruguay tiene ventajas comparado con Brasil por ejemplo, que quiere ser una economía abierta. Un país que todavía necesita desarrollarse tiene que acercarse a la frontera del progreso de la tecnología y eso no se hace con la economía cerrada. Siempre hay que mirar que abrir la economía no es sólo por el efecto en el comercio, sino también por el efecto que tiene en el catch up (alcanzar) de una tecnología menos desarrollada.

En Brasil está pendiente ahora lo que es la reforma del IVA pero después hay una idea también una reforma en lo que son impuestos de renta, ¿qué más ve en la agenda del actual gobierno?

Creo que la parte ambiental es importante. El gobierno cree en una participación del Estado más fuerte en la economía, en liderar la inversión en infraestructura, pero también creo que entiende que es necesario no alejar demasiado el sector privado. Entonces, es infraestructura, medioambiente y la reforma de los impuestos. Lo interesante con el tema de la reforma de los impuestos es que viene hace muchos años, entonces es casi consensual en Brasil y está para aprobar.

Al principio, sobre todo con la llegada de Lula de nuevo al gobierno, había algún temor sobre el tema de la independencia del Banco Central de Brasil. De hecho hubo declaraciones del propio Lula pidiendo que las tasas bajaran antes. Sin embargo el Central ha sido muy cauto en lo que ha sido la baja de tasas de interés. ¿Cómo ve esta situación?

Sí, es la primera transición presidencial que tenemos bajo la ley de Autonomía del Banco Central entonces es natural que tengamos un período de aprendizaje. Yo trabajé en el Banco Central durante el gobierno (anterior) de Lula y nunca hubo interferencia. Nadie del gobierno llamó para pedir cualquier cosa antes de una reunión de política monetaria. Entonces, una cosa son las declaraciones políticas, otra cosa es como los gobiernos funcionan.

Yendo al otro vecino importante de la región, Argentina tiene varios problemas económicos y además tiene las elecciones en octubre. ¿Cómo ve el panorama en los próximos meses hasta las elecciones?

Hay mucha incertidumbre sobre la política económica post elección. Hay una visión, creo que generalizada, de que las cosas tienen que cambiar en Argentina. Estaba hablando de la región, una región donde las tasas de interés están cayendo, donde la inflación está cayendo, pero Argentina es una gran excepción. Es un país demasiado importante para que siga siempre siendo excepcional. Entonces lo que esperamos y toda la región espera, es la normalización de la economía argentina, pero eso va a pasar por un proceso de ajuste macro importante. Si el próximo presidente o presidenta de Argentina no ataca el problema fiscal, que creo es el más importante, Argentina va a seguir teniendo dificultades va a seguir siendo distinta de los países de la región.

¿Cómo observa esta irrupción de Javier Milei que se llevó el primer lugar en las PASO y tiene propuestas polémicas como eliminar el Banco Central, dolarizar la economía?

No soy especialista en dolarización, entonces me voy a quedar en silencio sobre ese tema específicamente. Pero creo, volviendo a la cuestión anterior, que el gran problema de Argentina es fiscal. No hay régimen monetario sostenible si un país tiene una situación fiscal tan precaria, tan difícil como la de Argentina. Argentina va a tener que re barajar su política fiscal, sea cortando gastos, sea subiendo impuestos. Es inevitable independiente de quién gane las elecciones.

Hay un problema cíclico en Argentina que tiene que hacer un ajuste, pero como dos años después de las elecciones generales tienen las de medio término, y el gobierno de turno no quiere llegar mal a las elecciones, posterga el ajuste y los problemas persisten.

Creo que un gobierno para tener éxito en Argentina tiene que mirar a los próximos 20 años y no los próximos 20 meses. Esta esa preocupación exagerada con las elecciones de medio término y la consecuencia es quizás una política demasiado gradualista para atacar los problemas y puede pasar lo que pasó con el gobierno de (Mauricio) Macri, que ganó el medio término, pero perdió las elecciones por el timing (del ajuste). Si hay una lección que el gobierno de Macri enseña, es que un exceso de gradualismo en un país con un problema como el que tiene Argentina es más riesgoso que una aproximación más agresiva.

Uruguay este año va a estar muy afectado en su crecimiento por la sequía, pero por otro lado, logró bajar la inflación que sostenidamente ha estado en 8% y usted marcaba en el almuerzo esa estabilidad sociopolítica que se diferencia mucho de lo que es este el resto de Sudamérica.

Son cosas que se refuerzan. La estabilidad macro favorece la estabilidad social. Uno no necesita mirar nuestra región, mira Europa, mira el Reino Unido lo que está pasando con las huelgas por el tema de la inflación. Si hay un evento económico que causa inestabilidad social y conflicto es la inflación. Ese approach moderado de Uruguay para las cosas genera ganancias en términos de performance económica, ha contribuido para la reducción de la inflación y contribuye para que el país siga siendo un país sin radicalismo, un país que caminan en el sendero de la moderación en términos de política macro.

¿Lo sorprendió esta baja que tuvo la inflación en Uruguay? Está en niveles que no se veían desde 2005.

Hay un efecto de base que favorece la inflación muy baja. Por ejemplo, en Brasil había una gran discusión si la inflación debería tener una meta de 3%. La inflación del mes pasado, julio fue el 3%. ¿Por qué? Porque hubo una caída importante de precios de commodities, de precios de productos industriales, el efecto base también fue importante y algo parecido ocurrió en Uruguay.

¿Cuánto ayuda en ello el efecto del dólar, que en Uruguay está claramente planchado? Porque ustedes tienen una expectativa que suba hacia fin de año.

Sí, pero es una suba totalmente administrada. No es nada sin control, no es una crisis, es simplemente una consecuencia de las políticas monetarias en Estados Unidos y aquí. Estados Unidos va a mantener tasas de interés altos, quizás haya un alza adicional y Uruguay va a bajar más los tipos de interés. Entonces la depreciación es lo que uno espera de una economía que funciona normalmente.

Una de las preguntas que surgió en el almuerzo era la preocupación por el dólar planchado. ¿Qué pasa si no se da esa suba que ustedes esperan?

Los sectores exportadores no van a estar muy contentos. Pero en la economía siempre hay dos lados y el lado positivo es que sería un riesgo a la baja para la inflación.

Uruguay tiene un problema ahí con la frontera. Porque por un lado la brecha cambiaria con Argentina hace que esté muy barata para los uruguayos, pero ahora también parece haber cierto desalineamiento cambiario con Brasil. ¿Hay alguna manera de manejar eso por parte del gobierno?

Cuando un gobierno intenta manejar demasiado, normalmente el resultado es negativo. Entonces hay que permitir que el Banco Central baje la tasa de interés y obtener las consecuencias de eso en el tipo de cambio. Esa es la solución más racional.

Mencionaba que el empleo no se ha visto tan afectado con la mayor inflación el año pasado como en otras oportunidades y en Uruguay también hay cierta estabilidad en la tasa de desempleo. ¿Cómo puede hacer el país para generar más empleo cuando la economía está creciendo muy poco como este año?

Es difícil comparar tasas de desempleo entre países, porque la tasa de desempleo el promedio normalmente refleja mucho de las leyes laborales. Entonces países como España, Brasil, por ejemplo, implementan reformas laborales para volver al mercado más eficiente y rebajar la tasa promedio o neutral de desempleo. Es un tema más micro de reformas, de leyes, que macro.

¿Cómo ve a Uruguay en 2024 teniendo en cuenta que habrá elecciones?

Uruguay me parece distinto de ese escenario de polarización que tuvimos por ejemplo en Brasil y en Argentina ahora. Las dos principales fuerzas políticas han implementado políticas económicas no tan distintas. Hay una convergencia a una posición de centro izquierda, centro derecha y no creo que vaya a cambiar independiente del nombre dentro de esos dos grupos políticos dominantes en Uruguay. Para la economía en sí, no deberíamos ver el año próximo un gran estrés. Las alternativas no son tan distintas de lo que tenemos ahora. Me parece que sí hay quizás un discurso distinto, prioridades no económicas distintas, pero en términos de política económica no hace mucho sentido cambiar algo que está funcionando.

¿Cómo ve la situación fiscal? Porque se ha deteriorado bastante el déficit en los últimos meses y al ser el próximo año electoral, siempre está el tema del aumento de gastos.

Sí, normalmente pasa, pero creo que las autoridades en Uruguay también quieren mantener su ratings (crediticios) que son excelentes, especialmente en el contexto regional. Creo que tienen credibilidad para conducir el proceso.

¿Cuál cree que es el mayor riesgo económico para Uruguay en el mediano y largo plazo?

Déjame ponerlo de otra manera. Creo que lo más importante para Uruguay es diversificar sus socios comerciales, es decir depender menos de China, Brasil y Argentina, y diversificar también sus motores de crecimiento: tener una economía que dependa menos del agro, que exporta más servicios. Es algo que ya está pasando, debe continuar en esa dirección para lograr las ganancias. El riesgo es no hacer esas diversificaciones.

Pero, ¿cómo hace, teniendo en cuenta que Uruguay está atado al Mercosur, no logra hacer acuerdos comerciales por su cuenta y a su vez el Mercosur tampoco hace acuerdos de importancia?

Tiene que trabajar y usar su influencia política que es mucho más grande que una cuestión de PIB, de tamaño de población, para cambiar el Mercosur en una dirección más abierta al comercio, más liberal y no tan proteccionista.

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