La Tercera
El presidente del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), destaca el papel que puede jugar Chile en el tema de la transición energética y energías verdes. Además, el personero destacó los cambios que están haciendo en su institución y el foco centrado en los impactos de los proyectos. Destacó la evolución de la economía chilena y los desafíos en materias de agilizar los permisos.
Diecinueve meses lleva en el cargo el actual presidente del Banco Interamericano del Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, posición en la que fue electo a fines de 2022 -en la que también estaba en competencia el chileno Nicolás Eyzaguirre-, tras la destitución de su antecesor, el cubano-estadounidense Mauricio Claver-Carone.
El doctor en Economía del MIT y exdirector para el Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó a Chile esta semana, en su primera visita al país con su nueva posición, para participar de una serie de encuentros con autoridades económicas, además de ser uno de los expositores del seminario de Moneda Patria Investments que se desarrollará este martes.
El viernes oficializó, junto al ministro de Hacienda, Mario Marcel, el anuncio de la realización de la Asamblea de Gobernadores del BID del próximo año en Santiago, lo que no ocurría hace más de dos décadas.
En su paso por Santiago, el economista brasileño conversó con Pulso en las oficinas del BID en Providencia, en su primera entrevista con un medio chileno desde que asumió el cargo, y adelantó que planteará que Chile lidere un “programa regional de contingencia para desastres naturales”. Además, habló sobre el papel actual del banco, los cambios que está aplicando, y los desafíos económicos de Chile y la región, entre ellos el crimen organizado.
En marzo los gobernadores del BID aprobaron cambios propuestos por usted, entre ellos mover el foco desde el volumen de créditos otorgados a la medición de impacto de proyectos. ¿Por qué era necesario? ¿Había una falencia ahí?
-Una cosa importante es que lo que aprobamos en Punta Cana, donde fue la última reunión anual, fueron tres cambios transformacionales. Uno de ellos, que es a lo que se está refiriendo usted, es la estrategia BID+. Y eso es un conjunto de reformas que lo vamos a trabajar este año y lo vamos a traer a la reunión anual acá en Chile. Va desde la reforma de los instrumentos hasta la reforma de cómo medimos el impacto. También, por ejemplo, qué vamos a hacer con la reacción a los desastres naturales. Cuando yo llegué, en el banco ya había pendientes algunas reformas que se llamaban Washington Resolution, que eran las que venían de la administración anterior. Yo llegué y dije, ‘bueno, vamos a hacer esas y vamos a hacer otras, por ejemplo, la reforma de la efectividad del desarrollo’.
¿A qué se refiere con eso?
-Nosotros tenemos que concentrarnos en reformas o cambios en los países que van a tener más impacto, que hagan la diferencia y tenemos que también tener siempre en cuenta cómo lo estamos haciendo en cada país. Es muy común que se mire lo que hacen los bancos, especialmente los bancos de desarrollo, en función de la cantidad de préstamos que se ponen en un país. Pero eso no es lo que queremos. Queremos saber qué exactamente se produjo con estos préstamos o con nuestros recursos que son concesionales, de asistencias. Y esta combinación es lo que hace la diferencia. Entonces hay que escoger estratégicamente las prioridades. Hay que enfocarse no en lo que ponemos, pero en los resultados. Y eso es un cambio cultural muy relevante y muy difícil (…). Hay muchos objetivos, por ejemplo, climáticos, que ya no se pueden atrasar. Ya la urgencia llegó. Estamos en 2024 y las metas son a 2030. Por lo tanto, tenemos que fijarnos en lo que realmente importa, en las prioridades.
¿Qué otro cambio habrá?
-Otro cambio que es importante es que estamos aumentando la cantidad de recursos que tenemos a disposición para los países. Son reformas para usar mejor nuestro balance. Estamos haciendo instrumentos nuevos, estamos siendo más eficientes y el resultado es que vamos a tener, por ejemplo, US$ 100.000 millones más en los próximos 10 años como resultado de lo que estamos haciendo.
Van a tener más liquidez para pasarles a los países…
-Exactamente. Y si tienes más liquidez, tienes que pensar no en cómo dividirlo, sino en cómo vas a tener más impacto.
¿Y eso va a ser solo con esos cambios y se aumenta el patrimonio del banco?
-El patrimonio viene también del hecho que tuvimos una capitalización del BID Invest (Corporación Interamericana de Inversiones), que aumentó el capital en US$ 3.500 millones, con lo que va a duplicar el foco en el sector privado. Y eso es un punto muy relevante, porque el BID se está transformando en un banco multilateral de apoyo al sector privado, con una sinergia muy fuerte con el lado público que lo tenemos hace 65 años.
¿En qué tipo de proyectos se están enfocando?
-Le estamos dando mucho foco a la integración regional, a los programas regionales. En el Amazonas; en el Caribe, con el Caribe Uno, en América Central con el “América en el centro”; y en Sudamérica estamos trabajando las rutas de integración, que son las cinco rutas que integran América del Sur. Dos de ellas muy importantes para Chile. Una es el corredor de Mercosur, que va desde Porto Alegre en Brasil al puerto de San Antonio. El otro es el corredor bioceánico, que sale en Antofagasta.
¿En qué pie está actualmente la economía de América Latina?
-Yo diría que está saliendo bien de la pandemia. Con la pandemia, la pobreza subió un poco y ahora volvió a disminuir. La inversión directa ha subido a números récords para la región. El crecimiento ha sorprendido hacia arriba, principalmente en países como México y Brasil. La inflación fue una sorpresa muy importante, porque los bancos centrales de América Latina reaccionaron antes y se bajó la inflación antes, tanto que están bajando las tasas de interés antes que otros bancos. Entonces, América Latina ha salido relativamente bien. Tenemos de todas formas retos. Las desigualdades, la pobreza, las cuestiones sociales, educación, salud, los retos climáticos. Estamos cada vez con más desastres naturales, en el caso de Chile los incendios, pero en caso de Brasil, las inundaciones, en caso de los huracanes en América Central, etc.
¿Y lo macro?
-Los países en general tienen sus deudas y el problema fiscal muy apretado. Creo que Chile ha vuelto a tener lo fiscal estructural de vuelta en su lugar, y eso es bueno, pero otros países tienen deudas más altas y tienen más desafíos. Entonces eso es un problema estructural también. Y el último punto es el crecimiento y la competitividad. Los retos son de desastres naturales, crecimiento, problemas sociales y problemas fiscales. ¿Cómo pienso que América Latina puede cambiar hacia adelante? Creo que estamos delante de una oportunidad muy importante. Una oportunidad que la región tiene que aprovechar, y en particular Chile tiene que aprovecharla. Por primera vez en mucho tiempo, el mundo necesita de América Latina. Siempre América Latina necesitó del mundo, por la inversión, por financiamiento, por ayudas, por acuerdos comerciales. Por primera vez nos están diciendo a América Latina: ‘yo tengo un problema grave de cambio climático y no llego a tiempo’. América Latina está en las condiciones ideales para ser parte de la solución global en el tema del clima. En la naturaleza, como la Amazonia, en la producción de alimento, en la producción de minerales. Y en eso Chile tiene algunos aspectos en que puede ser el ejemplo para América Latina de un país que se está planeando y se está transformando en un jugador global relevante.
¿Cómo está viendo la economía chilena este año? En 2023 finalmente terminó creciendo, aunque se anticipaba una caída…
-Veo la economía chilena volviendo, saliendo de la pandemia y resolviendo sus cuestiones macroeconómicas. Chile siempre tuvo un marco fiscal muy relevante, ahora volvió eso. Eso genera una estabilidad al peso, una estabilidad a los que invierten y por eso estamos viendo a la economía chilena volviendo a crecer. Como usted dijo, se esperaba menos y está creciendo más. Creo que las inversiones están viniendo a Chile. Si Chile se posiciona como la solución de algo que es global, va a generar las inversiones y con esas inversiones va a generar crecimiento. La minería es importante en Chile, el cobre, el litio, estamos viendo inversiones que están llegando acá.
¿Hay trabas en la inversión, especialmente por el tema de los permisos?
-En este año y medio he escuchado a los países. Muchos entienden los hitos y los sectores donde tienen oportunidad y nosotros les financiamos muchas veces los grandes proyectos, pero los gobiernos pequeños, del Caribe, de América Central, me están diciendo, ‘mira, hay algo que nos tienes que ayudar también. No basta financiar, nosotros necesitamos de ayuda para generar las condiciones para que esos proyectos salgan’. En algunos países falta capacidad, que no es el caso de Chile, que hay mucho talento acá, pero en otros países nos piden la asistencia técnica para capacitar a la gente. Y en otros países necesitan crear las reglas, la agilidad. Eso es un poco lo que hay que hacer en Chile y en otros países. Si vas a crecer mucho, si vas a generar una nueva industria con hidrógeno verde, vas a crear la transición energética, pues se va a doblar o triplicar la gente que está mirando los permisos, entonces tienes que cambiar, tienes que crecer, tiene que modernizarse. Nosotros hemos trabajado con el gobierno de Chile en la modernización del Estado. Eso puede no salir tanto en titulares, pero cuando hablas con los empresarios, ellos te cuentan: ‘necesito que me ayuden con la agilidad, necesitan que me ayuden con los permisos’. Entonces, algo que le estamos proponiendo al gobierno es que nos juntemos en esta ley de permisos y que veamos cómo modernizamos eso también, cómo el BID puede ayudar en eso.
¿Hay espacio para mejorar, entonces?
-Ya se está mejorando, ya está el proyecto de ley. Y es un problema no solamente de América Latina, es un problema del BID. Usted preguntó antes qué quiero hacer yo: bueno, quiero tener más impacto, pero quiero tener más agilidad.
Usted nombró algunos desafíos de América Latina, pero le menciono uno más, el aumento del crimen organizado y la violencia delictual. ¿Cuál es la visión que tienen desde el BID del impacto de esto?
-Desde que llegué (al cargo) la cuestión de la violencia es una cuestión que me lo plantean todos los países de América Latina. Antes eran algunos países, pero ahora me lo plantean todos. El BID ya ha trabajado con la violencia antes, tiene una unidad de violencia, porque América Latina siempre fue más violento. Tenemos 8% de la población (mundial) y 30% de los asesinatos. Entonces, no es nuevo, lo que es nuevo es que se generalizó. Yo llamé a mi equipo y les pregunté, ¿qué ha cambiado?
¿Cuál fue la respuesta?
-La respuesta es que ellos piensan que ahora se puso un componente que no existía, que es el crimen organizado que se organizó regionalmente. Porque sí había siempre pandillas y violencia, que están relacionadas a las cuestiones sociales, pero el crimen organizado se difundió. Entonces, ¿cómo se trata eso? Se trata con la inteligencia, con información, con digitalización.
¿Es la inmigración irregular parte de las causas del aumento del crimen organizado en los países de América Latina?
-Creo que el crimen organizado tiene un componente mucho más regional y que tiene que ver con industrias, industrias de la droga, industrias que tienen su demanda, que tienen su riqueza, que no dependen de las personas, de si la persona es de acá o de allá.
¿Cómo impacta el aumento de la polarización política en América Latina y qué tan preocupados están de eso?
-Un banco multilateral de desarrollo como BID, que es el mayor banco de América Latina y el Caribe, tiene que ayudar un poco en esto, de la forma constructiva que un banco puede hacer. Y eso significa juntar a la región. La región tiene ventajas, es una región relativamente democrática, no tenemos las guerras, los conflictos que estamos viendo en el mundo, y sí sabemos que las cadenas de suministro se pueden juntar acá. Entonces, si trabajamos juntos para una integración regional, estamos haciendo nuestro papel.
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