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Entrevista a economista jefe de Itaú: el “riesgo” de “abrasilerar” las cuentas públicas en Uruguay, elecciones y más

El País Uruguay

El economista jefe del Banco Itaú Unibanco -uno de los más grandes de América Latina-, el brasileño Mario Mesquita estuvo en Uruguay para participar de un almuerzo que la institución organizó con clientes en el hotel Sofitel Montevideo Casino Carrasco sobre las perspectivas económicas para este año y los siguientes. En entrevista con El País, Mesquita se refirió al escenario internacional, lo que hará la Reserva Federal de Estados Unidos tras anunciar que se viene una baja de tasas de interés, la situación regional y qué puede pasar en la economía uruguaya.

-Teniendo en cuenta lo que han sido los últimos acontecimientos en los mercados financieros con mucha turbulencia, mucha volatilidad, pero también una recuperación bastante rápida. ¿Cómo está viendo la situación económica a nivel global?

-Nosotros creemos que caminamos hacia un soft landing (aterrizaje suave) en Estados Unidos. Las condiciones financieras sostienen un crecimiento no tan fuerte como el pasado reciente, pero, nuestra proyección es de un crecimiento de 2,5% este año en Estados Unidos y 2,2% el año próximo, es decir un landing sin recesión. La tasa de inflación en Estados Unidos también camina lentamente hacia la meta de la Reserva Federal (Fed) y la Fed va a empezar un proceso de rebajas de tasas de política monetaria en setiembre a un ritmo de 25 puntos (básicos), eso -todo el resto constante- es positivo para activos de economías emergentes.

-¿Están previendo una o dos reducciones de tasas de la Fed este año?

-Tres: en setiembre, noviembre y diciembre, o sea que terminamos el año con una tasa ya por debajo del 5% (N. de la R.: actualmente está en 5,25%-5,5%).

-¿Creen que eso va a seguir siendo así, va a seguir siendo gradual el año próximo?

-Para que haya una aceleración del proceso necesitamos tener datos de actividad económica más débiles de lo que esperamos. Entonces, nuestra proyección del ritmo de 25 (puntos básicos de reducción de la tasa de interés en Estados Unidos) es consistente con nuestra visión sobre lo que va a pasar con los datos de actividad económica en Estados Unidos. Si hay una sorpresa, por ejemplo, en actividad o el mercado laboral, quizás pueden considerar un movimiento más agresivo.

-En cuanto a otros bancos centrales, también vienen reduciendo sus tasas, salvo Japón que viene en un proceso de suba de tasas y eso también condicionó lo que pasó en los mercados.

-Sí, porque afectó a los carry trade (N. de la R.: los inversores tomaban deuda en Japón a tasa 0% para invertirlo en otras monedas que pagan tasas más altas, cuando el Banco de Japón sube sus tasas, pierde rentabilidad la inversión y tienen que salir a cubrir esos créditos). Entonces, Japón tiene ese problema de una cierta fragilidad financiera derivada de un periodo muy largo de tipos de interés extremadamente bajos y portafolios de las instituciones financieras que fueron construidos en esas condiciones. Hay límites para cuánto el Banco de Japón puede subir el tipo de interés, aún más que es una economía donde el sector exportador es muy fuerte. Entonces, si tiene un interés más alto, saca competitividad a los exportadores y afecta al mercado de acciones de Japón. Europa debe seguir un proceso gradual de flexibilización, Reino Unido también, en la región creemos Brasil ya paró (de bajar las tasas) y quizás va a tener que aumentar los tipos de interés. Chile debe bajar un poquito más, Colombia también. Pasó esa gran coordinación de la política monetaria que tuvimos durante la pandemia. Durante la pandemia todos los bancos centrales hacían la misma cosa y dos años después también, pero ahora va a ser como funciona más típicamente, que son bancos centrales no tan coordinados. Así, en nuestra región por ejemplo podemos terminar el año con Brasil subiendo y otros países rebajando los tipo de interés.

-Recientemente un economista decía que si bien los bancos centrales de la región han pausado su baja de tasas de interés, si la tasa de la Fed se empieza a mover hacia abajo, van a tener que necesariamente volver a bajar porque el diferencial de tasas no puede estar muy amplio tampoco. ¿Ve cierto asidero en eso?

-No, creo que si uno tiene un régimen de política monetaria de metas de inflación, la meta es la inflación. La política monetaria puede actuar en un objetivo y ese objetivo es la meta de inflación, entonces creo que debe ser cambiada, ajustada pensando en la meta, no en el tipo de cambio. Ah, ¿pero el tipo de cambio entonces no es relevante para la política? Sí, es, porque afecta a las proyecciones de inflación, pero no es negativo per se, no debe serlo en mi visión.

-En cuanto a otros riesgos para la economía a nivel global, se sigue todavía de la guerra en Medio Oriente, de la situación en Venezuela que está lejos de una solución, ¿cómo pueden afectar?

-Tenemos varios factores de riesgo geopolítico y las elecciones en Estados Unidos que pueden añadir volatilidad a los mercados. Entonces, es un año de política y geopolítica complicada.

-¿Puede cambiar mucho la política económica de Estados Unidos, si gana Donald Trump o si gana Kamala Harris?

-Una característica típica de mercados emergentes era que las elecciones podían cambiar muchas cosas. En mercados avanzados, economías maduras, las elecciones normalmente no cambiaban casi nada en términos de política económica. Pero, en Estados Unidos eso no es nada así. Es posible sí que tengamos planes importantes si uno piensa en economía doméstica, regulación, tratamiento del sector de energía, es muy distinto bajo un escenario Harris y un escenario Trump. La cuestión de los impuestos, también sería distinta, Harris más reluctante en cortar y Trump mucho más inclinado a rebajar los impuestos. No creo que los demócratas vayan a disminuir el proteccionismo anti-China, pero con Trump debería aumentar. Trump también habla que quiere un dólar débil, que no tiene tantos instrumentos para conseguir un dólar débil.

Cómo está América Latina

-Y yendo a la región, en lo macro ¿cómo juegan todas estas variables que venimos mencionando?

-La región, si uno da una mirada histórica, casi todos los países tienen una macro mínimamente arreglada y bien manejada, con inflación baja, regímenes de metas de inflación que se consolidan, ¿hay problemas fiscales? Claro que hay problemas fiscales también, pero es una política económica más previsible y creo que no vale la pena cambiar eso, no fue necesario cambiarlo tras la crisis de 2008-2009, tampoco en la pandemia, entonces no creo, no veo nada que sugiera que se debe cambiar ese framework (N. de la R.: marco) de política económica en la región. Pero, para lidiar con riesgos externos el mecanismo más básico es el tipo de cambio. El tipo de cambio funciona como un mecanismo de absorción de choques.

-Yendo a lo que es el tema del crecimiento económico, salió el informe de la Cepal, donde decía que la última década el crecimiento fue muy magro y se advertía de que podría haber una tercera década perdida si América Latina no hace algo en cuanto a buscar fuentes de crecimiento. Usted, ¿cómo lo ve?

-Sí, América Latina ha tenido décadas perdidas de crecimiento, mi país específicamente, y parte de esa pérdida de crecimiento es porque se agotó el antiguo modelo de desarrollo que defendía la Cepal de industrialización por sustituciones de importaciones. Eso pasó. Intentar volver a ese modelo es un poco anacrónico, no hace mucho sentido. Creo que hay que integrar más la región dentro de la región y con la economía global. Ustedes tienen como vecinos a dos de las economías más cerradas del mundo, Argentina y Brasil. Claro que si estas economías se integran más al mundo van a crecer más también, lo que va a favorecer el crecimiento uruguayo. Para empezar, esa es la reforma más importante que quedó por hacer en la región. Y otra cosa, no hay historia de una economía que se haya desarrollado como una economía cerrada, todas incluyendo China son economías abiertas.

-¿Ve cierta apertura del lado de Brasil al menos para ir en esa dirección o sigue tan cerrado?

-Infelizmente el lobby industrial es muy fuerte en Brasil, históricamente eso continúa siendo verdad. Pero, creo que la integración comercial va a ser como como otras reformas, como la reforma de los impuestos, la reforma de la seguridad social que va caminando y llega un momento que gana su fuerza propia y acaba siendo aprobada.

-¿Qué es lo que necesita Brasil ahora? Porque ha aprobado una reforma fiscal en su momento, está con problemas de inflación. ¿Cuál es la situación de Brasil y la perspectiva para estos próximos años?

-Brasil debe crecer bien para este año, 2,5%, el año próximo un poco por debajo de 1%. Es un año de sorpresa positiva con actividad económica, desempleo muy bajo para Brasil, la inflación la proyectamos en 4,2% en 2024 y 2025, la meta es 3% y eso no es brillante pero está ok. Entonces Brasil va a tener años buenos, no espectaculares. Pero hay problemas fiscales, sí. El problema más grande fiscal de Brasil es que es muy difícil para la clase política brasileña controlar el gasto público. Y la consecuencia que tiene siempre es que aumentan los impuestos. Eso acaba apretando muchísimo al sector privado y creo que dificulta el crecimiento de la economía. Porque la inversión privada es varias y varias veces más grande que la inversión pública. Entonces, si el sector privado no tiene ganas de invertir, no va a ser el sector público que va a compensarlo.

La economía argentina con varios frentes abiertos

-Argentina tiene varios frentes abiertos por el lado de la Inflación, lo fiscal, múltiples tipos de cambio, recesión. ¿Cómo ve ese combo para poder encontrar una salida?

-Sí, Argentina es un tema complejo, creo que el gobierno no tenía alternativa sino la terapia de shock que decidió implementar, dadas las condiciones iniciales económicas y políticas. Y también creo que fue una decisión buena intentar una ley amplia como la ley de bases, que logró aprobar. El manejo macro de corto plazo tiene más desafíos, es verdad que el tipo de cambio deprecia 2% al mes y la inflación se ubica en 4%, es decir que en términos de competitividad, Argentina pierde competitividad todos los meses y si uno mira a tipo de cambio real ya está por arriba de lo que teníamos antes de diciembre de 2023. Es decir, todo lo que ganó de competitividad tras la devaluación se fue, y afecta inclusive a Uruguay que tenía un flujo de turistas para Argentina que se paró porque Argentina se tornó un país caro. Se habla mucho de apreciación cambiaria aquí en Uruguay, pero creo que hay apreciaciones y apreciaciones. La apreciación o revaluación del peso uruguayo en mi visión refleja una macro bien manejada y el éxito del país en atraer capital extranjero y la apreciación del peso argentino, en mi visión, refleja distorsión macro y la utilización de esa política cambiaria para reducir la inflación.

-¿Y tiene opciones el gobierno argentino para cambiar eso en el corto plazo?

-En el corto plazo me parece difícil. ¿Cómo se va a anclar la inflación en Argentina? Intentaron metas de inflación en el gobierno de (Mauricio) Macri y no funcionó. Ahora están construyendo bases fiscales más sólidas que quizás puedan eventualmente permitir una nueva tentativa con el régimen de metas de inflación. Creo que van a seguir utilizando el tipo de cambio hoy por hoy para contener la inflación. Esto también requiere apoyo internacional, especialmente del Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero, la transición para un régimen cambiario más competitivo va a ser un momento delicado porque va a requerir una gestión macro muy hábil para que esa transición no lleve a un aumento expresivo de la inflación.

-Esa idea de Javier Milei de dolarizar la economía, con todo esto que está ocurriendo, ¿quedó un poco por el camino?

-Primero, una precondición para la dolarización es tener los dólares. No dólares que el FMI prestó al país, no sólo swaps con China, sino reservas propias. Entonces me parece que antes de tener un volumen de reservas más amplio, no me parece tan fácil pensar en una devaluación del peso que disminuya muchísimo el valor de los activos monetarios, activos financieros en dólares. Porque ese proceso también sería una transición muy difícil desde el punto de vista de la inflación, desde el punto de vista de condiciones sociales. Me parece más un objetivo de mediano-largo plazo que algo para cerrar inmediatamente.

La situación de Uruguay y las elecciones

-¿Y a Uruguay cómo lo ve en este contexto? La economía se está recuperando del golpe de la sequía del año pasado…

-Sí, debería crecer bien este año, por arriba de entre 3% y 4%. La inflación debería continuar dentro del rango meta. Es una macro que parece bien, los indicadores fiscales también, es un país que ha conquistado esa confianza de los inversionistas internacionales. Siempre que organizamos eventos con inversionistas y autoridades uruguayas hay muchísimo interés y es un país que se ha graduado, está en otro nivel en términos de inserción en la comunidad financiera internacional, en mi visión.

-En el tema fiscal por un lado el gobierno no ha logrado bajar el déficit y algunos dicen que con este nivel no es suficiente para bajar lo que es el ratio de deuda/PIB y además está el plebiscito de la seguridad social que puede impactar fuertemente las cuentas fiscales ¿Cómo lo ven eso?

El plebiscito, sin pretender ser un especialista en Uruguay, pero es casi que una forma de “abrasilerar” las cuentas públicas de Uruguay. “Abrasilerar” significa aumentar la rigidez del sistema fiscal, hacerlo todo con reglas que dificultan muchísimo su manejo. Esa es la situación en Brasil. Y eso es lo que podría pasar. Es decir, poner todo en la Constitución. Por ejemplo, esta historia de poner la edad (mínima) de jubilación en 60 años. La gente está viviendo cada vez más, la gente va a vivir cada vez más, pero en la Constitución está 60 años. ¿Y cuándo la expectativa de vida se queda en los 90 años? No cambia. Entonces, Brasil tiene mucho de eso, ¿no? Esa idea que las leyes pueden cambiar todo y anular los cambios demográficos, etc. Me parece que implica riesgo, pero claro, la decisión es del pueblo, vamos a ver qué va a pasar.

-¿Y cómo está viendo el escenario político-electoral?

-Creo que no parece que cambie tanto. Uruguay es un país básicamente de centro. Centro izquierda y centro derecha, es un país que no presenta los síntomas de polarización que tenemos en Brasil, por ejemplo, y quizás en Argentina también. Las alternativas son mucho más próximas o parecen mucho más próximas entre sí que en mi país. O sea, desde el lado electoral no habría riesgos para el económico, sí desde el lado del plebiscito. La visión de los inversionistas es mucho más de preocupación con el plebiscito.

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